Cómo se estudia una inscripción
El estudio de una inscripción consta de varias fases. La primera se denomina autopsia y en ella el epigrafista estudia la inscripción directamente, allí donde esta se conserve. Cuando las inscripciones se conservan en un museo, es un trabajo relativamente cómodo, ya que en varias horas de trabajo es posible estudiar las inscripciones, una detrás de otra. El problema es cuando la inscripción se conserva reaprovechada en un edificio de época posterior (por ejemplo, formando parte de una muralla medieval de una ciudad, o en los muros de una iglesia o un edificio civil). En este segundo caso, el estudioso debe desplazarse allí donde se conserve la inscripción, y en no pocos casos, incluso, necesita ayuda para poder estudiarla.
En la autopsia el estudioso debe anotar en una ficha de campo todos los datos sobre el soporte (dimensiones, decoración, tipo de escritura y tamaño de las letras, entre otros), así como del texto escrito sobre la piedra, prestando especial atención a las abreviaturas y nexos de las letras, que en ocasiones dificultan la rápida interpretación de la inscripción. La ficha de campo se suele realizar sobre un papel milimetrado, que permite dibujar las letras con mayor facilidad, como puedes ver en este ejemplo. Como instrumentos auxiliares el epigrafista debe contar con un metro extensible que le permita medir el soporte epigráfico y, para las letras más pequeñas, un calibrador. A veces, cuando la inscripción se encuentra al aire libre o está muy sucia es necesario limpiarla previamente con un cepillo o brocha. Esta labor se debe hacer con mucho cuidado, para no estropear la piedra, sobre todo cuando esta es arenisca o una piedra muy deteriorada.
Una vez terminado el trabajo de campo o autopsia, el epigrafista finaliza el estudio de la inscripción en el laboratorio o despacho. En esta fase es importante examinar las fotografías que se han tomado de la inscripción, que permiten confirmar la lectura anotada sobre la ficha de campo. En esta fase del trabajo el epigrafista tiene acceso a los estudios que se han publicado sobre la inscripción y, cuando esta no ha sido estudiada antes por otro autor, puede buscar referencias de los nombres y términos que aparecen mencionados en ella recurriendo a los libros, revistas especializadas y bases de datos online (que puedes ver en este enlace). Esta segunda y última fase, en la que se redacta la fecha definitiva de la inscripción, conduce a la posterior edición de la inscripción para su publicación.
En la autopsia el estudioso debe anotar en una ficha de campo todos los datos sobre el soporte (dimensiones, decoración, tipo de escritura y tamaño de las letras, entre otros), así como del texto escrito sobre la piedra, prestando especial atención a las abreviaturas y nexos de las letras, que en ocasiones dificultan la rápida interpretación de la inscripción. La ficha de campo se suele realizar sobre un papel milimetrado, que permite dibujar las letras con mayor facilidad, como puedes ver en este ejemplo. Como instrumentos auxiliares el epigrafista debe contar con un metro extensible que le permita medir el soporte epigráfico y, para las letras más pequeñas, un calibrador. A veces, cuando la inscripción se encuentra al aire libre o está muy sucia es necesario limpiarla previamente con un cepillo o brocha. Esta labor se debe hacer con mucho cuidado, para no estropear la piedra, sobre todo cuando esta es arenisca o una piedra muy deteriorada.
Una vez terminado el trabajo de campo o autopsia, el epigrafista finaliza el estudio de la inscripción en el laboratorio o despacho. En esta fase es importante examinar las fotografías que se han tomado de la inscripción, que permiten confirmar la lectura anotada sobre la ficha de campo. En esta fase del trabajo el epigrafista tiene acceso a los estudios que se han publicado sobre la inscripción y, cuando esta no ha sido estudiada antes por otro autor, puede buscar referencias de los nombres y términos que aparecen mencionados en ella recurriendo a los libros, revistas especializadas y bases de datos online (que puedes ver en este enlace). Esta segunda y última fase, en la que se redacta la fecha definitiva de la inscripción, conduce a la posterior edición de la inscripción para su publicación.