El templo
El templo principal de la ciudad era el edificio más destacado del foro y solía estar dedicado en época republicana a la Tríada Capitolina, compuesta por los dioses Júpiter, Juno y Minerva, igual que el Capitolio de Roma, o durante el Imperio al culto imperial. En el mismo foro y en otros lugares de la ciudad solían haber otros templos, consagrados a divinidades diversas. Según la estructura típica el templo se levantaba sobre un podium, una base rectangular elevada, al que se accedía por una escalera frontal que conducía a un pórtico sostenido por columnas. El pórtico cobijaba la entrada al interior (cella), donde se hallaba la escultura de la divinidad.
El templo era considerado la residencia de la divinidad y los hombres no entraban a suplicarle. Por ello la monumentalidad del templo era exterior y se expresaba sobre todo en la fachada, que ofrecía así un fondo digno para el culto -oraciones y sacrificios- que se realizaba fuera, principalmente en torno al altar (ara) situado en general delante del edificio.
El templo era considerado la residencia de la divinidad y los hombres no entraban a suplicarle. Por ello la monumentalidad del templo era exterior y se expresaba sobre todo en la fachada, que ofrecía así un fondo digno para el culto -oraciones y sacrificios- que se realizaba fuera, principalmente en torno al altar (ara) situado en general delante del edificio.